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/ Fin del año escolar: es un buen momento para revisar Reglamentos Internos

6 de Enero, 2022

El Reglamento Interno es un texto fundamental que todos los colegios deben tener, actualizar y difundir en forma permanente entre los miembros de la comunidad escolar.

Felipe von Unger V.
Asociado Alessandri

 

Ha terminado el año escolar y parece un buen momento para revisar aquellas conductas desplegadas por los establecimientos educacionales que más frecuentemente han sido objeto de fiscalización y sanciones por parte de la autoridad educacional.

En esta ocasión nos interesan aquellas conductas que dicen relación con el Reglamento Interno, texto fundamental con que deben contar todos los colegios y, no solo eso, que debe ser actualizado y difundido entre los miembros de su comunidad. Como sabemos, este documento – junto a sus protocolos de actuación- debe ser una guía para la comunidad educativa donde se expresen las reglas de convivencia del establecimiento, con énfasis particular en la protección de los derechos de los alumnos.

 

Según información obtenida vía transparencia desde la Superintendencia de Educación, el Reglamento Interno es una de las principales fuentes de observaciones y sanciones por parte de la autoridad.

 

Muchos colegios son sometidos a procedimientos sancionatorios pues su texto no está actualizado o no se encuentra ajustado a la normativa vigente. En relación con esto, la Superintendencia de Educación ha dictado circulares que son útiles para identificar cuáles son esos “mínimos” que deben verse reflejados y desarrollados en el Reglamento Interno de cada colegio, cuestión que supone que los establecimientos estén en permanente revisión de las novedades en la materia.

Luego, sobre las actuaciones reprobables identificadas como “procedimentales” asociadas a los Reglamentos Internos, destacamos dos en esta nota: las primeras, las que han ameritado sanciones o procedimientos sancionatorios por parte de la autoridad pues el establecimiento no ha aplicado correctamente su propio Reglamento, o porque las conductas sancionables no están descritas con suficiente especificidad en dicho texto; y, luego, aquellas que son causadas por omisiones o negligencia por parte de los colegios en la difusión de su contenido.

Ejemplo casi paradigmático del primer grupo son las medidas disciplinarias adoptadas contra un alumno que no han cumplido las reglas descritas para tales fines en el Reglamento Interno. En lo que hace difusión o “culturización”, las sanciones o procedimientos sancionatorios nacen de una deficiente difusión y pedagogía, entre la comunidad educativa, del contenido del Reglamento Interno, sobre todo, nos parece, de aquellas dispuestas para manejar situaciones de conflicto.

 

Los Reglamentos Internos son una herramienta de convivencia básica en todo establecimiento educacional.

 

Tal es su relevancia, que la Superintendencia de Educación destina parte importante de sus esfuerzos fiscalizadores a la revisión de su contenido, y a la forma en que los distintos colegios dan vida a sus disposiciones por medio de su adecuada enseñanza entre la comunidad educativa. Nada de esto es arbitrario. Más allá de las exigencias que impone la normativa sectorial, se trata de contar con reglas conocidas que propendan a la protección de los miembros de cada colegio, especialmente de sus alumnos, en aras de una educación integral y de calidad.