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/ Ciberseguridad en el metaverso: desafíos reales en un mundo virtual

12 de Octubre, 2022

El metaverso funciona en una esfera paralela a la realidad y está expuesto a ataques cibernéticos. Tanto proveedores del servicio como consumidores deben estar alertas para evitar sufrir vulneraciones a la privacidad.

Jaime Urzúa W.
Asociado
Alessandri Abogados

 

En 2022 la Brigada Investigadora del Cibercrimen de la Policía de Investigaciones de Chile (PDI) dio a conocer cifras alarmantes: los tres ciberdelitos más investigados sufrieron, entre 2020 y 2021, un aumento de 30% (estafas), 45% (sabotaje informático) y 55% (adquisición o almacenamiento de material pornográfico infantil). El común denominador de estos delitos es que son perpetrados mediante tecnologías de la información o herramientas computacionales, en su mayoría a través de redes sociales.

El metaverso es un universo posrealidad que ya funciona. Será cuestión de tiempo esperar a ver quiénes serán los actores relevantes en este espacio digital que combina realidad virtual e interacción entre personas. Sin embargo, ¿Tenemos claridad de cuáles serán las implicancias del auge de esta nueva tecnología en materia de ciberseguridad?

El metaverso refleja, por medio de dispositivos conectados a internet y realidad aumentada, una esfera paralela a la vida en el mundo físico. Y así como, por ejemplo, uno cuida sus pertenencias al visitar un centro comercial o requiere credenciales de acceso para ingresar a una oficina, lo mismo se verá manifestado en el metaverso. Por esto, resulta fundamental que seamos cautelosos desde el primer minuto.

Dadas las cifras antes expuestas, lo más esperable es que veamos un aumento explosivo de víctimas por acoso, fraude, suplantación de identidad y otro tipo de situaciones comunes en el entorno digital. A mayor volumen de personas congregadas, mayor es el número de ciberataques.

Esta cuestión debe tratarse desde dos vertientes. Por un lado, los proveedores de servicio (quienes pondrán cada metaverso a disposición de los usuarios) deberán velar por mantener sus plataformas actualizadas de acuerdo con el estado del arte y las mejores prácticas de la industria, especialmente desde lo técnico. También deberán regular minuciosamente los términos y condiciones de uso de sus servicios, de acuerdo con la experiencia que se vaya adquiriendo y los escenarios con los que toque lidiar.

Por otro lado, están los consumidores, usuarios del metaverso, quienes tendrán que estar muy alerta y prestar atención a las condiciones de privacidad y seguridad de la información que ellos aporten en las plataformas. Al ingresar a entornos completamente desconocidos deberán actuar tal como si lo estuvieran haciendo en el mundo real. Contraseñas robustas, control de qué información y con quiénes se comparte, y una disposición por defecto a la conciencia sobre el valor que tiene la identidad y activos digitales serán de gran ayuda para no ser vulnerados.

Seguramente los jóvenes, muchos de ellos menores de edad, serán los primeros en embarcarse en el metaverso. Por esto se hace esencial el debido cuidado de su integridad como personas y el resguardo de la información que los individualice en las plataformas que utilicen.

Finalmente, puesto que las leyes siempre avanzan más lento que la tecnología que pretenden regular, existirá un rol compartido entre lo público y lo privado: la educación de los usuarios y el monitoreo e investigación permanente de actividades constitutivas de delito.